El universo no deja de sorprendernos con cada cosa nueva que se descubre, pues a veces los descubrimientos son un tanto más extraños que el anterior, lo que no deja de ser fascinante, pero muchas ocasiones rompen con lo que se conocía en ese momento.
Tal es el caso de un nuevo descubrimiento que ha mantenido en desconcierto a la comunidad científica de todo el mundo, ya que se trata de un hallazgo sin precedentes.
El 12 de noviembre de 2023, el satélite INTEGRAL de la Agencia Espacial Europea fue alcanzada por una gigantesca ráfaga de rayos gamma, que, aunque duró solo unos milisegundos, fue suficiente para que se enviara una alerta a los astrónomos de todo el mundo para que dirigieran sus instrumentos hacia el punto del espacio profundo de donde parecían provenir los rayos gamma, con el objetivo de saber cuál era su fuente. A partir de este punto, fue cuando los científicos empezaron a desconcertarse.
Como se sabe, los rayos gamma son chorros de energía extremadamente brillantes, constituida por fotones y que tienen su origen en el espacio profundo, pero que pueden llegar a alcanzar a la Tierra, los cuales han sido detectados desde 1960, aunque en esos momentos los científicos creían saber de dónde provenían dichos rayos, aunque la realidad era distinta.
Los rayos gamma se generan cuando surge una explosión repentina en galaxias lejanas, tratándose principalmente radiación electromagnética, la cual es conformada por fotones, de una energía altísima que es capaz de penetrar la materia y hasta alterarla cuando interacciona con ella.
De igual manera, las estrellas de neutrones que colisionan también producen rayos gamma, al tratarse de los núcleos sumamente densos de las estrellas que ya están muertas. Sus colisiones tienden a ser explosivas y cuando sucede, emiten rayos gamma en conjunto con otras radiaciones y las preceden ondas gravitacionales.
La explosión que fue detectada por el Observatorio Integral de Rayos Gamma de la Agencia Espacial Europea (ESA), fue demasiado breve. Los datos direccionales de este observatorio colocaron a GRB231115A encima de la galaxia más cercana: M82 o la Galaxia del Cigarro.
Esta galaxia se encuentra formando estrellas a una velocidad 10 veces mayor a la de la Vía Láctea, lo que se traduce en que ocurren muchas supernovas, por lo que probablemente fue provocado al interactuar con una de sus vecinas.
“Si se hubiera tratado de un estallido de rayos gamma normal, lo que la gente habría esperado es ver el llamado resplandor posterior”, explica Sandro Mereghetti, investigador del Istituto di Astrofísica Spaziale e Física Cosmica Milano de Italia en un estudio publicado en la revista Nature. “Incluso las ráfagas cortas de rayos gamma emiten entonces radiación en rayos X en la banda óptica y en la banda de radio que dura varias horas e incluso días”.
Sin embargo, no encontraron los rayos X, por lo que los científicos pusieron sobre la mesa la hipótesis de que el origen de la radiación gamma detectada podría provenir de una de las explosiones más potentes y a la vez extrañas que se conocen en el universo: la llamarada de un magnetar, un tipo de estrella de neutrones altamente magnética, que a pesar de que poseen un tamaño pequeño, tiene la misma masa que nuestro Sol.
Los magnetares tienen campos magnéticos de una potencia inimaginable, superando a otras estrellas de neutrones, pero la razón de este evento aún sigue siendo un misterio que desconcierta a los científicos.
“Los magnetares funcionan gracias a la descomposición del campo magnético, lo que provoca mucho calor, tratándose de objetos calientes por este proceso, que también causa la emisión de llamaradas gigantes”. Las eyecciones de masa coronal pueden causar auroras aquí en la Tierra.
Detectar magnetares es raro, y de acuerdo con Mereghetti, los estallidos de rayos gamma se detectan aproximadamente una vez al mes, aunque en las últimas 5 décadas solamente se han observado 3 llamaradas enormes de magnetar, esto desde el interior de los cien mil millones de estrellas en la Vía Láctea.
Detectar las llamaradas que emiten los magnetares desde fuera de la galaxia no es cosa fácil, pues para ello se requiere dirigirse hacia el punto correcto y saber distinguir su radiación de otras fuentes de rayos gamma.
No obstante, parece ser que la hipótesis de Mereghetti y su equipo ha resultado y les ha brindado un gran hito astronómico.
Fuentes: Enséñame de Ciencia