Un estudio pone de manifiesto que Júpiter desestabilizó a los cuerpos del Sistema Solar interior, dando con ello oportunidad al origen de la Luna.
De acuerdo con un grupo de científicos, los planetas migratorios, principalmente Júpiter, podrían haber provocado la formación de la Luna, nuestro satélite natural, al desestabilizar la órbita de un protoplaneta del tamaño de Marte llamado Theia. Esto es que dicha inestabilidad, que sembró el caos entre los planetas y lanzó a los gigantes gaseosos por el espacio, habría estado detrás de la teoría del gran impacto, una de las visiones más sólidas con respecto a cómo surgió la Luna.
La gran inestabilidad fue justamente lo que hubo entre hace 60 y 100 millones de años, después del nacimiento del Sistema Solar. Así concluyen, también, los investigadores de este trabajo que se refleja en un artículo de la revista Science.
Los científicos saben lo anterior gracias a los estudios sobre la composición y ubicación de varios tipos de asteroides y cometas. Y sí, todo parece indicar que fue hacia los primeros tempos de nuestro sistema planetario que esto ocurrió.
La historia del origen de nuestro satélite natural aún se escribe
La hipótesis versa sobre cómo los cuatro planetas gigantes gaseosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) estaban más próximos entre sí, cuando el Sistema Solar todavía era joven. El punto es que las interacciones gravitatorias con planetesimales situados más allá de Neptuno hicieron que Saturno, Urano, y este último, se movieran hacia el exterior de la región planetaria. Por el contrario, Júpiter migró hacia el interior desestabilizando a los cuerpos del Sistema Solar interior, según creen los científicos.
Aunque no hay manera de comprobar que los hechos sucedieron tal y como describen los autores del estudio, el sitio especializado, Space.com, sostiene que las pruebas halladas son realmente sugestivas.
Fuente: National Geographic