Poco se sabía sobre esa colosal formación cósmica hasta el reciente descubrimiento en el Observatorio Europeo Austral.
Los magnetares son estrellas muertas superdensas con campos magnéticos ultrafuertes que se pueden encontrar por toda nuestra galaxia, pero los astrónomos no saben exactamente cómo se forman.
Ahora, utilizando múltiples telescopios de todo el mundo, incluidas las instalaciones del Observatorio Europeo Austral (ESO), los investigadores han descubierto una estrella viva que probablemente se convierta en un magnetar.
Este hallazgo, publicado en la revista ‘Science’,marca el descubrimiento de un nuevo tipo de objeto astronómico-las estrellas magnéticas masivas de helio- y arroja luz sobre el origen de los magnetares.
“Esta estrella se convirtió en una especie de obsesión para mí”, afirma en un comunicado Tomer Shenar, autor principal de un estudio sobre este objeto publicado en Science y astrónomo de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos). “Tomer y yo nos referimos a HD 45166 como la ‘estrella zombi’ -añade la coautora y astrónoma de ESO Julia Bodensteiner, residente en Alemania-. Esto no sólo se debe a que esta estrella es tan singular, sino también a que dije en broma que convierte a Tomer en un zombi”.
Shenar y su equipo también descubrieron que HD 45166 tiene una masa menor de la que se había señalado anteriormente, en torno al doble de la masa del Sol, y que su par estelar orbita a una distancia mucho mayor de lo que se creía hasta ahora. Además, su investigación indica que HD 45166 se formó por la fusión de dos estrellas más pequeñas ricas en helio. “Nuestros hallazgos modifican por completo nuestra comprensión de HD 45166″, concluye Bodensteiner.
Habiendo estudiado antes estrellas similares ricas en helio, Shenar pensó que los campos magnéticos podrían resolver el caso. De hecho, se sabe que los campos magnéticos influyen en el comportamiento de las estrellas y podrían explicar por qué los modelos tradicionales no lograron describir la HD 45166, situada a unos 3.000 años luz en la constelación de Monoceros. “Recuerdo haber tenido un momento Eureka mientras leía la literatura: ‘¿Y si la estrella es magnética?”, dice Shenar, que actualmente trabaja en el Centro de Astrobiología de Madrid.