¿Humanos INMORTALES?

El debate ha sido reabierto por Stephen Cave, investigador del Instituto para la Tecnología y Humanidad, de la Universidad de Cambridge. Cave ha publicado recientemente su libre ‘Should You Choose to Live Forever?’ (que podríamos traducir como ‘¿Elegirías vivir para siempre?’).

En una entrevista publicada la semana pasada en el diario The Times, el investigador esbozaba dos de sus argumentos en contra de esta prolongación indefinida, de la vida eterna. Uno ecológico y otro social.
Cave argumenta que, incluso avances relativamente pequeños en la esperanza de vida podrían hacer que aumentara la presión sobre los recursos de este planeta. “Si piensas que el planeta ha alcanzado su capacidad de carga por los humanos, o quizá que ya la haya excedido (…), entonces esto podría ser absolutamente catastrófico,” explicaba el experto.
El segundo argumento tiene que ver con la posibilidad de que cualquier tratamiento que permitiera alargar indefinidamente nuestra vida no llegaría a toda la población sino solo a una pequeña élite que pudiera permitírselo. “Tenemos este terrible escenario, de esta gerontocracia increíblemente rica y poderosa, que observa pasar generaciones de nosotros, gente corriente como a las moscas.”

Son dos reservas habituales entre quienes se plantean de forma crítica algo que en principio parecería una maravillosa idea. Tanto es así que podemos encontrar en las hemerotecas a quienes han postulado sus contraargumentos.
Cave señalaba en su entrevista que a menudo la investigación científica genera beneficios complementarios. Es posible que algún día estos avances se traduzcan en mejoras en pequeñas mejoras en la esperanza y la calidad de vida del resto. Quizá en ciencia el efecto derrame sea algo más que un mito. Habrá que esperar, que tiempo aún nos queda.

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