Fotografían por primera vez un OBJETO ESPACIAL a la deriva en ÓRBITA TERRESTRE

La compañía nipona Astroscale ha conseguido detectar, acercarse y fotografiar una nave espacial muerta, un paso clave para garantizar el futuro de la civilización

“Fotos o no pasó”. Ese es el mensaje que Astroscale publicó este viernes junto con la foto que puedes ver encima de estas líneas. Una “imagen sin precedentes”, dice la compañía nipona, de un fragmento de una nave espacial a la deriva atravesando la órbita terrestre. Ha sido la primera vez en la historia que una sonda humana ha hecho contacto de esta manera, un gran paso de la tecnología que garantizará el futuro de la humanidad en el espacio, de los viajes planetarios a los interestelares.

Astroscale ha capturado esta imagen utilizando su nave ADRAS-J. Ésta se acercó a una etapa de cohete que lleva a la deriva desde 2009. Es la primera demostración exitosa, afirman, de una operación de proximidad (RPO en sus siglas en inglés) a un objeto tecnológico muerto y a la deriva en el espacio. Este logro será clave para los futuros esfuerzos dirigidos a la vigilancia y eliminación de antiguas naves, satélites, etapas de cohete y trozos de chatarra orbital en general.

Cómo lo hizo

El nave ADRAS-J ejecutó una secuencia de maniobras precisa para acercarse a la nave muerta, manteniendo en todo momento una distancia controlada de varios cientos de metros para evitar cualquier peligro de colisión. La tecnología, afirma Astroscale, utilizó una combinación de navegación de triangulación para, gracias a los sensores de la nave, reconocer el objeto y su posición en el espacio.

Después, la nave demostró con éxito una operación de encuentro cercano utilizando una técnica de aproximación en una curva elíptica que permite mantener una distancia segura con parámetros conservadores y a la vez realizar un seguimiento preciso del objetivo. Esta técnica, afirman, crea un ‘límite imaginario’ alrededor del objetivo que la nave ADRAS-J no debe cruzar, minimizando así el riesgo de colisión. Su próximo paso es orbitar alrededor en otras direcciones y recopilar nuevas imágenes que permitan evaluar la posición, el movimiento exacto y el estado de la estructura espacial, todo usando varias operaciones controladas de acercamiento. El objetivo es poder tener una imagen completa de cómo se comporta el objeto con total exactitud. Su éxito proporcionará información crítica para futuros esfuerzos de eliminación de los escombros, que al final es el objetivo último de todas estas misiones.


La lucha contra un desastre irreversible

La noticia sigue un reciente anuncio de la NASA en la que básicamente comunicaron al mundo que habíamos estado al borde del abismo cuando un difunto satélite ruso Cosmos y el satélite Timed se rozaron, llegando a menos de diez metros de distancia. En el espacio, esto es el equivalente a subirse en un autobús en hora punta pasando a micras de distancia de cualquier persona. El momento fue tan tenso que la administradora adjunta de la NASA, Pam Melroy, admitió la gravedad extrema de la situación y lo que podría haber pasado: “Fue muy impactante personalmente y para todos nosotros en la NASA”.

Visualización de la Adras-J en una aproximación.

La potencial cascada de colisiones en el espacio que podría haber surgido de una colisión de esos dos satélites, un fenómeno conocido como el síndrome de Kessler, representa un riesgo vital para el futuro de la humanidad. Este síndrome apunta a que una colisión puede conducir a una reacción en cadena de nuevas colisiones, multiplicándose en un huracán de fragmentos metálicos hipersónicos que inutilizarían órbitas enteras y derribarían constelaciones de satélites que proporcionan servicios críticos para el funcionamiento de la civilización, como las comunicaciones globales, el pronóstico meteorológico y los sistema de posición geográfica de los que depende la red global de transporte por tierra, mar y aire. La órbita baja terrestre está llena de más de 10.000 satélites y el riesgo de colisiones accidentales se vuelve cada vez más probable con cada nuevo lanzamiento, especialmente las megaconstelaciones de satélites como Starlink.

Existen varias iniciativas para intentar limpiar el espacio de naves muertas y trozos de cohetes. La misión de Astroscale ADRAS-J —desarrollada en el programa de Demostración de Eliminación Comercial de Desechos (CRD2) de JAXA— es una de ellas. Sus futuras misiones no sólo capturarán imágenes más detalladas, sino que también eliminarán físicamente escombros utilizando tecnologías de brazos robóticos. La NASA también ha lanzado su Estrategia de Sostenibilidad Espacial para mejorar la detección, el seguimiento y la gestión de los objetos en órbita en colaboración con Airbus, Astroscale, ClearSpace y la ESA. Todas estas agencias y compañías están en tecnologías para eliminar de forma segura la basura espacial pero, a no ser que las compañías como SpaceX, estados como Rusia, China y otros operadores pongan los recursos necesarios para eliminar sus naves obsoletas de la órbita terrestre, la lucha de la NASA y compañía será una guerra perdida. Y si se pierde esa guerra, el futuro de la civilización correrá un peligro cada vez más grande e inevitable.

Fuente: El Confidencial

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