Encuentran FÓSIL de DINOSAURIO que todavía tenía PIEL, su textura es de un animal que hoy conocemos

Tenemos una impecable fascinación por saber qué le paso a los dinosaurios mediante toda la evidencia que poco a poco se nos va presentando. Desde que los primeros fósiles fueron desenterrados, los científicos han buscado entender cómo vivían, se movían y evolucionaban los dinosaurios. Cada fósil hallado, cada nuevo estudio realizado, es tender del hilo de la curiosidad por saber por qué y cómo de uno de los temas más complejos en la historia de la vida en la Tierra.

En los últimos años, uno de los mayores misterios ha sido la evolución de las plumas en los dinosaurios. Las plumas, una característica que asociamos principalmente con las aves modernas, han sido descubiertas en una variedad de dinosaurios fósiles, sugiriendo que estas estructuras aparecieron mucho antes de lo que se pensaba. Sin embargo, la transición de las escamas reptilianas a las plumas no ha sido completamente comprendida, y los paleontólogos continúan buscando ese eslabón perdido que explique este importante paso evolutivo que, a pesar de la evidencia sigue sin entenderse del todo.

Nuestro conocimiento sobre las plumas en los dinosaurios ha avanzado significativamente gracias a los fósiles excepcionalmente bien preservados que han sido desenterrados en varias partes del mundo. Estos fósiles indican que en algún momento, estos animales tuvieron plumas. Las plumas han demostrado ser más versátiles de lo que se creía, desempeñando roles en la regulación térmica, la exhibición sexual, y, por supuesto, el vuelo.

El Psittacosaurus, un pequeño dinosaurio bípedo con cuernos que vivió hace aproximadamente 135-120 millones de años en lo que hoy son Mongolia y China, es el principal responsable de que lo estudiemos y su legado perdura con un excelente estado de preservación. Este dinosaurio, conocido por su aspecto peculiar y su tamaño relativamente pequeño, ha sido fundamental para entender mejor la diversidad y la evolución de los dinosaurios.

Recientemente, un equipo internacional de paleontólogos de la Universidad College Cork en Irlanda y la Universidad de Nanjing en China realizó un estudio detallado de un fósil de Psittacosaurus que reveló datos hasta ahora desconocidos. Este estudio, publicado el 21 de mayo en la revista Nature Com.

munications, utilizó técnicas avanzadas para examinar el fósil, incluyendo el uso de luz ultravioleta (UV), rayos X y luz infrarroja. Estas técnicas permitieron a los investigadores observar estructuras celulares preservadas en la piel fosilizada del dinosaurio, algo que normalmente no es visible a simple vista.

Lo más sorprendente de este estudio fue la química de la piel fosilizada, que estaba compuesta por sílice, un material similar al vidrio. Esta forma de preservación nunca había sido observada en fósiles de vertebrados, lo que quiere decir que podrían existir muchos más fósiles con tejidos blandos ocultos que aún no han sido descubiertos.

El estudio de la piel del Psittacosaurus reveló que este dinosaurio emplumado también tenía piel escamosa, similar a la de los reptiles actuales. Esta combinación de plumas y escamas en el mismo individuo nos da nuevas perspectivas sobre la evolución de las plumas que conocemos hoy en día en las gallinas o aves emplumadas. María McNamara, paleontóloga de la Universidad College Cork y coautora del estudio, afirmó: “La evolución de las plumas a partir de las escamas de los reptiles es uno de los eventos más profundos y menos comprendidos en la evolución de los vertebrados”.

Este hallazgo, indican los científicos, que las plumas probablemente se desarrollaron en zonas específicas del cuerpo del dinosaurio, mientras que otras partes mantenían una piel escamosa. Esta evolución zonal permitía que la piel cumpliera funciones esenciales como la protección contra la abrasión, la deshidratación y los parásitos. La preservación de la piel y las plumas en el Psittacosaurus ofrece una visión única de cómo estos animales pudieron haber evolucionado y adaptado sus características físicas para diferentes funciones.

Fuente: Enséñame de Ciencia

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