El LAGARTO CORNUDO: ESPINAS, CAMUFLAJE y SANGRE en el DESIERTO 

En lo profundo de los desiertos del norte de México y el suroeste de Estados Unidos habita un reptil tan discreto como fascinante: el Lagarto Cornudo, también conocido como Phrynosoma. A pesar de su apariencia intimidante —con un cuerpo achatado, recubierto de escamas espinosas y una cabeza adornada por pequeños cuernos— este animal tiene un carácter pacífico y lleva una vida eminentemente solitaria. Sólo interactúa con otros miembros de su especie cuando busca pareja o compite por fuentes de alimento. 

El lagarto cornudo ha desarrollado una serie de estrategias de defensa únicas. Si bien prefiere permanecer inmóvil y camuflarse con su entorno, en situaciones extremas puede inflar su cuerpo para parecer más grande o incluso lanzar un chorro de sangre desde los ojos, un comportamiento sorprendente que le sirve para ahuyentar depredadores gracias al mal sabor del fluido. 

Este reptil se alimenta principalmente de hormigas, en especial de las llamadas “harvester”, aunque también incluye en su dieta otros insectos como escarabajos, saltamontes y mariposas. Para cazar, se ayuda de su lengua pegajosa y de su capacidad para mimetizarse con el suelo, acechando hasta que su presa se acerca lo suficiente. 

Como animal Ectotérmico, necesita la energía del sol para regular su temperatura corporal. Es común verlo en las primeras horas del día tomando baños de sol, mientras que durante el calor intenso del mediodía se refugia en madrigueras, bajo rocas o entre la vegetación. 

La reproducción ocurre durante la primavera. La hembra excava un pequeño nido donde deposita entre 10 y 30 huevos, que tardan unas ocho semanas en eclosionar. Las crías nacen completamente formadas y son independientes desde el primer momento. 

A pesar de su resistencia natural, las poblaciones de lagarto cornudo enfrentan actualmente amenazas graves, como la pérdida de hábitat por actividades humanas, el uso de pesticidas, la presencia de especies invasoras como la hormiga de fuego, y la depredación por parte de mascotas. Por estas razones, en algunos estados de México ya es considerado una especie protegida. 

El lagarto cornudo no solo es un símbolo de adaptación y resiliencia; también representa un Patrimonio Biológico Invaluable para los ecosistemas áridos.

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