El futuro de la EXPLORACIÓN ESPACIAL EXIGE importantes MEJORAS en los TRAJES ESPACIALES 

Los retrasos en el desarrollo de nuevos trajes espaciales son problemáticos para las misiones tripuladas. 

El ser humano lleva mucho tiempo soñando con pisar la Luna y otros cuerpos planetarios como Marte. Desde los años 60, los viajeros espaciales se han puesto trajes diseñados para protegerse del vacío del espacio y han salido a lo desconocido. 
 
Sin embargo, la misión Polaris Dawn, que incluirá la primera caminata espacial organizada por una empresa privada, se ha retrasado. Esto se debe a complicaciones con el diseño y desarrollo de un traje espacial adecuado. 
 
Los trajes lunares también son uno de los elementos clave del programa lunar Artemis de la NASA que aún no se han entregado. Un informe publicado en noviembre de 2023 decía que el contratista que fabrica los trajes está teniendo que revisar aspectos del diseño proporcionado por la NASA, lo que podría introducir retrasos. 
 
Sin embargo, la primera caminata espacial, a cargo del cosmonauta soviético Alexei Leonov, tuvo lugar en 1965. Más tarde, 12 astronautas de la NASA caminarían sobre la superficie lunar, entre 1969 y 1972, utilizando una tecnología que sería eclipsada por los teléfonos inteligentes actuales. Por eso no es descabellado preguntarse por qué sigue siendo difícil diseñar y construir trajes espaciales que hagan lo mismo. 
 
Mucho ha cambiado desde que las misiones Apolo plantaron banderas en la Luna. La geopolítica que impulsa los viajes espaciales ha cambiado y ya no se espera que los trajes espaciales sean solo una forma de protección. En cambio, son una forma fundamental de mejorar la productividad de los astronautas. Esto implica un replanteamiento no solo de los trajes en sí, sino de la tecnología que los respalda. 
 
Una serie de potentes tecnologías de telecomunicaciones para conectar a los astronautas con las estaciones espaciales y el control terrestre se combinan con cámaras multisensoriales, lectores de temperatura y sensores de proximidad en los trajes espaciales actuales. 
 
La conciencia situacional (entender los elementos clave del entorno, como la salud de un astronauta) es un principio básico para el diseño de trajes espaciales modernos y fundamental para la seguridad del operador. La capacidad de un traje para rastrear la frecuencia cardíaca y otros signos vitales es importante en el vacío, donde los niveles de oxígeno necesitan un control constante. 
 
Las expectativas en torno a los riesgos que corren los astronautas han cambiado para mejor. Y el nivel de inversión que se necesita para producir un traje espacial exige que pueda utilizarse para tareas futuras que pueden incluir el asentamiento lunar en las próximas décadas. 
 
El equilibrio que los ingenieros deben hacer al incorporar tecnología portátil como las ya mencionadas es el peso. ¿Una mayor conciencia situacional dará como resultado un traje espacial demasiado pesado para moverse con eficacia? 
 
Cuando Elon Musk insinuó por primera vez los desafíos con el traje espacial de actividad extravehicular para Polaris Dawn en una presentación a los empleados de SpaceX en enero, no se refirió a las dificultades con la tecnología conectada, sino al rediseño “del traje para que realmente te muevas con él”. 
 
Conciencia situacional 
 
Sin embargo, cuando se habla de movilidad en un traje espacial, es necesario tener en cuenta las tareas que se desea que esa movilidad respalde. 

Antes de la llegada de los trajes espaciales modernos, los astronautas del Apolo luchaban para llevar a cabo misiones. Al perforar la superficie de la Luna con un taladro de mano para recoger muestras, los astronautas tenían dificultades para proporcionar suficiente fuerza hacia abajo para contrarrestar la gravedad más débil de la Luna. No fue hasta la invención de un taladro de gravedad cero, décadas después, que se abordaría este problema. 
 
La exploración actual de exoesqueletos neumáticos, que proporcionan el soporte necesario para el movimiento en baja gravedad, podría ser parte de una solución. Sin embargo, los trajes espaciales más nuevos también pueden necesitar interactuar con hardware, como taladros robóticos que existen fuera del traje. Esto también requerirá más movilidad en los trajes espaciales. 
 
Trabajar con robots 
 
La descarga de tareas, antes realizadas por humanos, a los robots será parte del futuro de la exploración espacial. Es una forma principal en la que los ingenieros también podrán mejorar la movilidad de los astronautas en los trajes espaciales. 
 
Por ejemplo, cuando un astronauta sale a caminar por el espacio para inspeccionar el estado de una parte de la estación espacial y hacer las reparaciones necesarias, cuenta con el apoyo de un brazo robótico que garantiza que no se vaya flotando al espacio. Este brazo, que está articulado, es rígido y puede limitar el movimiento del astronauta. 
 
Un método que se está explorando actualmente para ampliar este rango de movimiento es un robot trepador, que se acopla tanto al astronauta como a la estación espacial y que una persona puede controlar a través de su traje espacial. Esto permitiría al astronauta moverse por la estación espacial más rápido y con un mayor rango de movimiento que antes, lo que le permitiría llegar a zonas de difícil acceso, como las esquinas, y repararlas. 
 
Si bien la esperanza final es que los robots puedan evaluar por sí mismos cualquier daño en la estación espacial y repararlo, debido a posibles interrupciones en las operaciones normales, los humanos deben estar listos para intervenir. Las posibles interrupciones podrían ser naturales, como una pequeña lluvia de meteoritos que dañe al robot, o provocadas por el hombre, como un ataque informático llevado a cabo por un grupo o estado hostil. 
 
Para los tipos de actividades que queremos lograr en el futuro, esta colaboración entre humanos y robots será fundamental. La construcción de una base en la Luna, como planean hacer tanto Estados Unidos como China, implicará trabajos de construcción y perforación, que los humanos no podrán realizar solos. Los trajes espaciales modernos deberán proporcionar una interfaz para trabajar con esta nueva tecnología, y podemos esperar que los trajes evolucionen al ritmo de la robótica. 
 
La relación entre humanos y robots está cambiando. Irá más allá de los paseos espaciales y de los usos anteriores de los robots como herramientas limitadas, a una situación en la que serán socios cooperativos en el espacio. Los objetivos de dentro de diez o veinte años, como construir asentamientos lunares, explorar depósitos minerales en la Luna y reparar eficientemente los módulos de la estación espacial, solo se podrán lograr utilizando la robótica. 
 
Los trajes espaciales modernos serán una base fundamental de esta relación de colaboración, ya que formarán la interfaz en la que los astronautas y los robots podrán trabajar juntos para alcanzar objetivos compartidos. De modo que, cuando volvamos a dejar nuestras huellas en otros mundos, ya no estaremos solos. 

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