El Monstruo Marino de la Isla Chileta

Apolinar se encontraba un poco desanimado, junto a su pequeño primo Enrique y su abuelo, pues la cosecha de camarón no había sido buena, era de madrugada y un viento gélido que la gente de las pesquerías cercanas conoce como “Chicapa” se hacía presente. Su abuelo, un hombre recio y de manos curtidas debido a la ardua labor de pescador comenzó a sentirse mal. – Vámonos hijo, no me siento bien y tengo mucho frío, ¿cómo cuanto andamos? -, exclamo el abuelo. – Como 20 kilos abuelito -, contesto Apolinar. – Vámonos ya, aunque sea sacamos para la gasolina -. Apolinar y Enrique procedieron a recoger la red, el chinchorro, así como su fanal y emprendieron la retirada.

Se encontraban en aguas profundas de la pampa de Echeverría, una extensión marítima que comparten pesquerías de Oaxaca y Chiapas, cerca de una isla conocida como Chileta en las costas oaxaqueñas, a pleno mar abierto.

Eran las dos de la madrugada aproximadamente cuando súbitamente la luz de su fanal alumbro un ENORME CUERPO BLANQUECINO que emergía de las lúgubres aguas. Apolinar pensó que tal vez se trataría de una enorme boya robalera, sin embargo, mientras se iban acercando pudo notar que TENÍA OJOS. – ¡Mira Enrique! -, exclamo Apolinar. – ¿Cocodrilo? – pregunto Enrique. -No, no es cocodrilo-, dijo Apolinar con voz nerviosa. No podía ser cocodrilo ya que estos se habían acabado en la zona, o porque los mismos pescadores habían hecho que se desplazaran a otro lugar, otros tantos habían sido exterminados por los pescadores, o muertos por acción de las redes de pescar. Su PIEL ERA RUGOSA, como la de los reptiles, además TENÍA OREJAS, y su CABEZA COMO EL DE UNA VACA. – “No podía estar una vaca nadando en medio del mar a las dos de la mañana”-, pensó Apolinar; además su cabeza era mucho más grande que el de ese tipo de rumiantes, y por mucho.

Dibujo digitalizado, realizado por la hija de nuestro testigo.

Este animal los miraba fijamente, la luz del fanal hacía que esos enormes OJOS SE VIERAN BRILLAR de un TÉTRICO COLOR AMARILLO. Apolinar disminuyo la marcha, sin embargo, el bote por inercia se acercaba cada vez más a este enorme ser que amenazadoramente se mantenía inmóvil, como esperándolos sabrá Dios con que intenciones, dejándolos acercarse más y más. Fue entonces, y a una distancia de cinco metros aproximadamente, cuando esta misteriosa entidad se sumergió lentamente para desaparecer en las oscuras aguas del mar dejando una enorme estela, y un remolino que abarco varios metros alrededor.

Pescadores de la región.

Apolinar acelero la marcha de su motor y se alejó lo más pronto posible del lugar, temeroso de que esta criatura, a la cual él le calculo un tamaño aproximado de 15 metros, volviera hacia a ellos y pudiera atacarlos de alguna manera, tal vez volcar su lancha pues seguramente no sería problema alguno para un animal de tales dimensiones hacerlo. Conforme se acercaban a la costa, el miedo se iba de a poco de sus almas, mientras tanto el abuelo, su abuelo, dormía plácidamente en la lancha, ignorando por completo el encuentro de sus nietos con un MONSTRUO MARINO en las profundas aguas del mar de Oaxaca.

[email protected]

Entrevista con Apolinar López donde nos comenta su encuentro con este misterioso ser.
Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You May Also Like