El telescopio espacial James Webb ha sido utilizado para analizar por primera vez la composición de un pequeño objeto transneptuniano (TNO), lo que puede revelar claves sobre la evolución de Neptuno.
Recientemente se concluyó que Mors-Somnus, un dúo binario compuesto por un par de asteroides helados unidos por la gravedad, se originó dentro del Cinturón de Kuiper, lo que significa que puede servir como base para estudiar y enriquecer nuestra comprensión de la historia dinámica de Neptuno y los cuerpos celestes conocidos como objetos transneptunianos (TNO).
El estudio, publicado en la revista Astronomy & Astrophysics por científicas de la Universidad de Central Florida, marca la primera vez que es posible estudiar la composición de la superficie de dos componentes del par binario de TNO de pequeño tamaño, algo que nunca se había hecho antes y que puede tener implicaciones sobre cómo entendemos toda la región más allá de Neptuno.
El equipo utilizó las amplias capacidades espectrales del James Webb para analizar la composición elemental de media docena de superficies de TNO presuntamente estrechamente relacionadas para confirmar que Mors-Somnus tiene mucho en común con sus TNO vecinos. Estos TNO en gran medida imperturbados se denominan “clásicos fríos” y pueden servir como puntos de referencia en los que Neptuno no los perturbó durante su migración.
Juntos, los objetos binarios y otros TNO cercanos en el mismo grupo dinámico pueden actuar como un indicador para rastrear potencialmente la migración de Neptuno antes de que se establezca en su órbita final, dicen los investigadores.
Los binarios separados por la distancia, como lo está Mors-Somnus, rara vez sobreviven fuera de áreas limitadas por la gravedad y protegidas por otras motas de hielo y roca como el Cinturón de Kuiper. Para sobrevivir a la implantación en dichas áreas, requieren un lento proceso de transporte hacia su destino.
Debido al comportamiento espectroscópico similar de Mors y Somnus y sus similitudes con el grupo clásico frío, los investigadores encontraron evidencia de composición para la formación de este par binario más allá de 30 unidades astronómicas de distancia, como también se plantea la hipótesis en el literatura publicada previamente para la región donde también se forman los TNO clásicos fríos.
“A medida que comenzamos a analizar los espectros de Mors y Somnus, llegaron más datos y la conexión entre los grupos dinámicos y el comportamiento compositivo fue natural”, dice en un comunicado la investigadora postdoctoral y coautora Ana Carolina de Souza Feliciano.
Más específicamente, estudiar la composición de pequeños cuerpos celestes como Mors-Somnus nos brinda información valiosa sobre de dónde venimos, dice la coautora Noemí Pinilla-Alonso, profesora de Ciencia Planetaria.
“Estamos estudiando cómo la química y la física reales de los TNO reflejan la distribución de moléculas basadas en carbono, oxígeno, nitrógeno e hidrógeno en la nube que dio origen a los planetas, sus lunas y los cuerpos pequeños”, dice. “Estas moléculas fueron también el origen de la vida y del agua en la Tierra”.
“Por primera vez, no sólo podemos resolver imágenes de sistemas con múltiples componentes como el Telescopio Espacial Hubble, sino que también podemos estudiar su composición con un nivel de detalle que sólo Webb puede proporcionar”, afirma Pinilla-Alonso. “Ahora podemos investigar el proceso de formación de estos binarios como nunca antes”.
Fuente: Ciencia Plus