Sucesos Extraños en mi Propia Casa

Hablar de que una casa está embrujada es hacerlo en “términos mayores” y esa afirmación sólo debería usarse ante evidentes fenómenos paranormales

Hablar de que una casa está embrujada es hacerlo en “términos mayores” y esa afirmación sólo debería usarse ante evidentes fenómenos paranormales: Objetos que se mueven solos, ruidos y gritos, apariciones… y un largo etc.

Como “todo” queda en el ambiente, es fácil deducir que cualquier edificio se impregna de la energía, positiva o negativa, que ha contenido. Entrar en una iglesia, por ejemplo, suele transmitir una sensación de paz mientras que hacerlo en un manicomio, una prisión o un matadero produce el efecto contrario.

Como he escrito que afirmar que una casa está embrujada es algo que yo reservo para lugares muy especiales, he titulado este artículo “Sucesos extraños en mi propia casa”.

Es de la casa en la que vivo de la que os voy a hablar… Está ubicada en una urbanización separada del pueblo un km. y medio y, hace nueve años, mi marido, mi hijo y yo nos trasladamos a ella… Para situar al lector, antes de hablar de fenómenos extraños empezaré por apuntar hechos reales:

– Cuando compramos la casa, llevaba construida unos 15-18 años. Nosotros éramos la quinta familia. No deja de ser chocante que haya vivido tanta gente en un periodo tan corto.

– Los que nos precedieron eran un matrimonio con tres hijos. Pertenecían a algún tipo de religión cristiana minoritaria, yo diría que bastante sectaria. No veían televisión, por ejemplo.

-El hijo mayor de esa familia murió poco antes de llegar nosotros. Lo atropelló un camión cuando jugaba con sus hermanos y amigos por la zona. Tenía trece años.

-Al instalarnos en la vivienda comprobamos que todos los paños de las puertas habían sido manipulados para impedir que las habitaciones se cerraran; una de ellas, no obstante, tenía por la parte interior un cerrojo.

-Alguno de los anteriores propietarios había excavado una bodega horadando un trozo de pared maestra y sacando tierra, lo justo para crear una habitación a la que se accede desde un porche (el terreno es ascendente y ese porche queda por debajo de la entrada principal a la casa). La bodega la dejó inacabada. En una de las paredes se ve un agujero que accede a la otra mitad inferior de la casa, quizá alguien decidió ampliar esa estancia pero no llegó a hacerlo, aún así, tanto desde el comedor (situado sobre la bodega) como desde una habitación (colocada encima de esa segunda bodega a medio excavar) existen trampillas, marcadas sobre las baldosas, que quedaron partidas para permitir levantarlas, pero que jamás llegaron a abrirse ni terminarse.

Y ahora, algunas cosas extrañas:

-Una tarde de invierno el perro, un pastor alemán, dormitaba a mi lado. De pronto se incorporó agresivo y muy nervioso, mirando en dirección a la escalera que da arriba y se hallaba a oscuras, ladrando sin parar y en posición amenazante y de ataque. Se lanzó hacia “la nada” sin dejar de ladrar y enseñar los dientes. Hube de sujetarlo por el cuello porque no podía con él y me costó calmarlo. Encendí las luces y no vi nada pero… ¿y él?.

-Otra tarde estaba escribiendo en la buhardilla cuando la luz pegó un bajón y ese bajón se repitió dos o tres veces. El ordenador, mucho más sensible, no acusó esa supuesta bajada de tensión. La sensación que yo experimenté (me hallaba de espaldas al foco de luz) fue la de que “algo” había pasado entre la lámpara y mi espalda.

-En el baño pequeño, ese que da al desván, las bombillas fluctúan muchas veces, bajando y subiendo de intensidad.

-Durante una o dos semanas, tanto los despertadores de la habitación como mi reloj de pulsera empezaron a adelantarse, atrasarse o pararse (por supuesto, las pilas estaban bien y en el caso del despertador lo cambié y me ocurrió lo mismo con el segundo) Lo curioso del caso es que un reloj se adelantaba, por ejemplo, media hora y luego seguía funcionando normal. Esto me ha sucedido más de una vez.

-En el comedor, debajo de una ventana, hay una mesita auxiliar. El lugar es luminoso, no da el sol directamente y no hay corrientes de aire. Se diría que las plantas deberían sentirse bien allí… Todas las que he puesto en ese sitio han muerto en una o dos semanas. He probado con plantas delicadas y con plantas resistentes pero el resultado es idéntico. Hasta una de esas que viven en el agua y no necesitan mínimos cuidados empezó a marchitarse y murió en diez días… ¿Un “punto” impregnado de energía negativa?

-Últimamente, cuadros y objetos colgados de las paredes aparecen torcidos, corrijo su posición y al poco, o a los pocos días: ¡vuelta a empezar!

-Y ahora lo más desconcertante de todo: Una noche me desperté de madrugada porque el perro estaba ladrando sin cesar. Hacía viento, un viento fuerte.

Me levanté para ir al aseo de la buhardilla y me quedé de una pieza al ver, a través de la rendija inferior de la puerta, luz en el desván (lo usamos de trastero y no entramos casi nunca).

Abrí la puerta, cerré la luz y el perro (que estaba en el exterior de la vivienda) dejó de ladrar. Pensé en todas las explicaciones posibles sin encontrar respuesta. Comprobé el interruptor y el pulsador iba duro, había que apretar, así que descarté que el aire lo hubiera accionado, tampoco el palo de alguna escoba u otro objeto, guardado allí, llegaba a la altura del aparato.

Y, por supuesto, ni mi marido ni mi hijo sabían algo del tema. Como el caso me intrigó, lo comenté con mi madre y ella a su vez se lo explicó a una vecina que es algo psíquica… Os anticipo que esa mujer no ha estado nunca en mi casa ni yo, en aquel momento, le había hablado de ella.

Le explicó a mi madre, y posteriormente a mí, que se le estaba poniendo la carne de gallina al oír el relato, que “veía” una cortina a la izquierda de mi cama, que daba a un trastero y que en ese trastero había un niño y dos adultos, uno de los adultos, por cierto, bastante desagradable y que podría causarme algún tipo de daño.

Me llamó la atención eso del niño, ella desconocía que hubiera muerto trágicamente uno que vivió allí, pero lo que realmente me dejó sin habla fue que aunque la experiencia de la luz se produjo en el desván que queda en un ala de la casa, existe realmente un segundo trastero detrás de mi habitación (la otra parte descendente del techo) y allí no hay puerta, sólo una cortina de macramé… ¿?.

Esa misma persona me dijo, algún tiempo después, que no veía mi casa como una construcción reciente, ni mucho menos, que probablemente fue construida sobre restos mucho más antiguos, que de esos “seres” que ella percibía (los adultos y el niño) uno de los adultos era de una época bastante anterior.. ¿?.

Por: Pilar López Bernués

Colaboradora de Enigma 900 en Barcelona, España

Enigma 900

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You May Also Like