Francisco CarrilloUn suceso le pasó a José López, una persona que como muchas vino del sur para buscar el sueño americano. Cuando llegó a esta ciudad inmediatamente al día siguiente intentó cruzar, no logrando su objetivo quedado con solo 20 pesos su mi bolsillo y así fue deportado al tercer día, sin dinero y sin conocer a nadie llegó a la Calle 6 sin saber en ese momento ni dónde estaba, así que comenzó a pedir dinero y la gente si le apoyaba pero apenas juntaba para comer algo y pidió trabajo en varios lados, pero pues como estaba sucio y mal presentado obvio le negaron el empleo, así que ese día lo alcanzó la noche caminando y buscando dónde pasar la noche, pues ya era tarde y se comenzó a quedar sola la ciudad o por lo menos eso notaba, eran las 10:30 p.m., así fue como llegué primero a una casa abandonada solo con bardas pero estaban unas personas dentro y le dijeron que ahí no podía quedarse, así que siguió caminando y fue como llegó al molino harinero.
Lo primero que vio fue un edificio antiguo en una calle obscura y pues dijo “aquí mero”, así que vio un hueco del lado izquierdo de la construcción (de hecho se ve de frente) por ahí como pudo se “coló”, estaba muy obscuro y a tientas buscaba dónde acomodarse, solo quería acostarse, estaba bien cansado, se metió como 20 metros adentro y ahí se acostó, se quitó la chamarra y se la puso de almohada.
Pasó como una hora y José no conciliaba el sueño, tenía tantas cosas en su cabeza, así que eran como 11:40 p.m., cuando pasó la primera cosa extraña. Escuchó claramente como en el techo arrastraban algo, parecía un sonido como de una silla de fierro, lo hicieron una vez y paraba y después otra vez y así pasó como 4 veces, no dio importancia ya que era escéptico, después de esto se quedó dormido.
Un sobresalto lo despertó exactamente a las 3:02 a.m. y en ese momento de despertar sintió muchísimo miedo y no sabía a qué, así que comenzó a tararear una canción en su mente, pero empezó un frío muy feo al grado de ponérsele la nariz, orejas, manos y pies súper fríos como si de repente fuera invierno, ya que esto sucedió en junio, así que se puso su chamarra del frío tan fuerte que tenía y le hacía temblar, en eso escuchó que alguien venía pero era algo raro por qué se escuchaban los pasos que venían hacía él pero se escuchaba un paso como con zapato pesado y el otro no, se asustó y pensó tal vez era un vigilante que iba a pedirle que saliera del lugar, pero duró así como 5 minutos caminando, por lo menos eso se escuchaba, y justo cuando los pasos llegaron a cerca de él se pararon.
Con miedo preguntó, ¿Quién es? Y nada, solo silencio, así lo hizo 3 veces y sin respuesta, estaba que se hacía del baño del miedo, en eso cerró sus ojos y se puso a decir en su cabeza “no es nada, son tus nervios” y así se estaba repitiendo cuando en eso escuchó una voz de hombre muy ronca y distorsionada que dijo “vete”.
Aún con miedo, pensando aún que era algo vivo preguntó nuevamente ¿Quién es? Y volvió a decir “vete”. Se estaba levantando del piso cuando volvió a hablar y está vez dijo “¡Lárgate!”. Quiso ver la hora y en cuanto apretó la lucecita de su reloj para ver la hora lo que vio con la poca luz fue la cara de un hombre pero horrible, no tenía nada negro en sus ojos, eran totalmente blancos, pálido y con una cara de furioso. Pegó un grito y como pudo a tientas se salió de ahí, y ya que estaba afuera se quedé parado enfrente y empezó a caminar por ese lado (Calle 6) y al voltear en el tercer piso en una de las ventanas laterales estaba ese hombre muy alto mirándolo, así que se echó a correr y fue la peor experiencia de su vida.
Agencias de Noticias
Rafael Oseguera
Elias Marin
