Sobre las E.C.M. (Experiencias Cercanas a la Muerte)

Muchos de nosotros, aficionados a temas “ocultos” hemos oído hablar, sin duda, de las E.C.M. Y lo más impactante del caso es que experiencias de esa naturaleza las han experimentado millones de seres…

Una de las primeras referencias surgió de manos del Dr. Raymond A. Moody con su libro “Vida después de la vida” al que siguieron otros como: “Más allá la luz”, “Regresiones” etc. También la Dra. Elisabeth Kübler-Ross se interesó profundamente en el tema.

Básicamente, de los estudios de estos y otros investigadores se deduce que un gran número de personas que han estado clínicamente muertas y vuelven a la vida explican sucesos semejantes. Y son los siguientes:

– Se encuentran flotando en un túnel oscuro en cuyo extremo se ve luz. Cuando llegan allí se sienten fenomenalmente bien, en un estado de paz que les incita a quedarse. Suelen ver a seres luminosos que, cada uno, identifica según sus creencias (cristianos dicen haber visto a Cristo y Mahometanos a Mahoma), también se hallan junto a seres queridos y familiares muertos.

-Suele haber una vista rápida de la vida terrenal en la que se aprecia lo que se hizo bien y lo que se hizo mal.

– Pueden ver su cuerpo desde afuera y luego describir detalladamente cómo los médicos lo reanimaban, las enfermeras transportaban material quirúrgico o los familiares se hallaban en la sala de espera angustiados.

– Todos los que han experimentado una E.C.M. suelen perder el miedo a la muerte, se vuelven más profundos y sensibles para con el resto de seres.

-La mayoría no desea volver, pero los que lo hacen aceptan haberlo hecho porque tenían hijos pequeños o seres que dependían de ellos.

– En el momento de una E.C.M. se han dado casos en los que familiares alejados muchos kilómetros del presunto difunto sienten su presencia, o sueñan con él; luego pueden constatar que el amigo-padre-hijo estaba clínicamente muerto en esos momentos.

La Ciencia oficial, que siempre ha tratado con menosprecio todo lo que no puede medir, cortar y pesar, tuvo que manifestarse ante la avalancha de E.C.M. y sus argumentos fueron del tipo: “El cerebro humano, que no acepta su propia muerte, imagina otro mundo”, “El túnel oscuro es un sinónimo del parto”, “En el momento de la muerte el cerebro crea fantasías para evadirse de ese momento crucial”, “Existe una alucinación provocada por exceso o ausencia de Oxígeno”, “Distintas personas han podido afirmar lo mismo por conveniencia” etc. Puesto que todas las opiniones son válidas, no entraré a saco para descartar las más puritanas, pero sí me gustaría apuntar algunas cosas:

– “La energía no se crea ni destruye, sólo se transforma” ¿Es posible que un cúmulo de energía compuesto por un ser único, con sus sentimientos, conocimientos y experiencias desaparezca cuando el cuerpo físico (27 elementos en distintas combinaciones) deja de funcionar?

– ¿Cómo es posible que personas de distintas edades y culturas hayan experimentado hechos similares?

– ¿Y los niños? Porque las E.C.M. también se dan ellos y a ellos no puede moverles un supuesto interés. Os voy a relatar un caso que leí en un libro. (Creo que era de Bryan Weiss, aunque no estoy segura…) Pero lo que sí recuerdo es la experiencia:

Un bebé estuvo clínicamente muerto con pocos meses de edad y se recuperó. Cuando tenía cinco o seis años murió su abuela y los padres intentaron dárselo a entender de la mejor manera posible… Pero la sorpresa se la llevaron ellos cuando el niño (contento y sin un asomo de pena) afirmó: “Ahora la abuela está en un túnel y cuando llegue al otro lado jugará con Dios”.

Millones de seres han experimentado vivencias parecidas, aunque pocos se han atrevido a desvelarlas por temor a ese ridículo social que existe, no nos engañemos. Aun así, el tema es conocido por mucha gente. Ahora, en Reino Unido, un científico (Peter… (no recuerdo el apellido. ¡Soy un despiste!)) se ha atrevido a presentar sus estudios sobre E.C.M. en un congreso científico, y su principal baza es que muchas de esas experiencias se dieron mientras el cerebro presentaba un encefalograma plano… ¿Un cerebro “muerto” desde el punto de vista científico es capaz de imaginar con exactitud lo que los médicos hacen con su cuerpo? ¿Es capaz de sentir una paz tan especial que le hace maldecir al que lo resucita con masaje cardíaco? ¿Puede encontrarse con seres fallecidos, dialogar con ellos y también con entidades luminosas que le aconsejan y le ayudan?

Me parece más lógico pensar en el cerebro como un “aparato” receptor-transmisor, como un ordenador que sólo funciona cuando está enchufado a la corriente (la energía del ser) Pero pensar que ese “electrodoméstico” somos nosotros mismos pienso que es poco racional. Es la comunicación entre la entidad y el cuerpo, y si la entidad abandona el cuerpo es ella la que experimenta, no el sofisticado aparato llamado cerebro… Bueno, es sólo mi opinión. Lo que sí cabe destacar es que un científico se ha atrevido a exponer esas realidades en un congreso científico, y eso apunta hacia un cambio… ¡Ojalá ese cambio nos haga un poco más sabios y nos permita avanzar en el terreno del conocimiento sin tener que sortear los tabús impuestos por los que pretenden poseer la verdad absoluta o sólo creen en lo que pueden cortar, medir y pesar! Tenemos cinco sentidos ¿no es eso? ¿Cuántos nos faltan para percibir la REALIDAD de forma absoluta?

Pilar López Bernués/Enigma 900 en España

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