Agencias de NoticiasEl disparatado plan buscaba formas de detener la rotación de la Tierra para que los misiles nucleares soviéticos no alcanzaran sus objetivos.
Tan grande era el peligro de un Armagedón nuclear durante la Guerra Fría que los analistas militares buscaron todas las formas imaginables de proteger a los Estados Unidos de ser aniquilados por las armas nucleares soviéticas.
Tal vez la más extraña de estas ideas fue conocida como Proyecto Retro.
El concepto era relativamente simple: los misiles nucleares dependían de una serie compleja de cálculos para alcanzar correctamente sus objetivos, de modo que, si la rotación de la Tierra cambiaba, todas las armas nucleares fallarían.
Así comenzó un esfuerzo concertado para encontrar una manera de detener temporalmente la rotación de todo el planeta.
Lo que se les ocurrió a los científicos fue la idea bastante descabellada de lanzar 1.000 grandes cohetes todos al mismo tiempo para que su empuje colectivo perturbara la rotación de la Tierra.
Por supuesto, incluso si las armas nucleares enemigas fallaran en sus objetivos, igualmente causarían una enorme cantidad de devastación, aunque las instalaciones militares clave y los sitios de lanzamiento nuclear quedarían a salvo.
“Nuestra fuerza de represalia con base en tierra se salvaría”, escribió el denunciante Daniel Ellsberg.
“Para llevar a cabo -presumiblemente, cuando las cosas se hubieran calmado y la Tierra volviera a girar normalmente- un ataque de represalia contra las ciudades y los objetivos militares blandos (sus misiles ya habían abandonado sus silos reforzados) en la Unión Soviética”.
Sin embargo, había un problema bastante importante: el proceso de detener la rotación de la Tierra causaría tanta devastación a través de desastres naturales y otros problemas que sería casi tan malo como un ataque nuclear importante.
Por razones obvias, el plan finalmente fue desechado.
Rafael Oseguera
Jorge P. Luevano
Enigma 900
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