Hoy en día, la mayoría de nosotros ya ha oído, leído o acepta de algún modo que los seres humanos poseemos potenciales “ocultos”. Algunos logran desarrollarlos en mayor o menor grado, pero también parece probado que determinadas personas ya nacen con un “cable” conectado hacia el otro lado.
Esta historia es de primera mano porque la fuente de información es mi propia madre. Para situarnos: Hablamos de la ciudad de Barcelona en la época de guerra civil y post-guerra (1936-194….?)
Durante la guerra civil española pero, muy especialmente, en la post guerra, ciudades como Barcelona sufrieron la más absoluta carencia de todo lo imprescindible. El que vivía en una aldea y tenía huerto y animales, comía., los que vivían en grandes ciudades morían de hambre. Una vecina de mi madre (por entonces adolescente) vendía algunas hortalizas que alguien le proporcionaba (las que sobraban en los mercados e iban a estropearse) Mi abuela y otras mujeres del barrio iban a comprar, y allí, alguna que otra vez, asistía también nuestra “médium”.
Era una persona que había llegado a Barcelona procedente de un lugar mísero (había vivido en una cueva) No sabía leer ni escribir, es decir: era completamente analfabeta; aunque eso sí: al parecer, poseía un corazón “limpio” y se trataba de una entidad buena, en el amplio sentido de la palabra.
Esa mujer, durante toda su vida, afirmó que oía voces, que le hablaban…. Cuando tenía previsto ir a comprar verduras a la “tienda” de debajo de casa, algunas vecinas se animaban a acudir para hacerle preguntas. La “médium” se limitaba a cerrar los ojos y repetir lo que oía en su cerebro. No había incienso, velas ni parafernalia, sólo cerraba los ojos y hablaba…. Les decía a los oyentes que escucharan porque ella no recordaba nada después, también les dijo que, a veces, las “voces” correspondían a espíritus burlones, de modo que, si decía tonterías, no hicieran caso. Siendo, como era, una persona completamente analfabeta, podía dar remedios clínicos usando palabras que sus interlocutoras tampoco conocían y tenían que buscar en un diccionario. Parece ser, que algunos de los que le “hablaban” y daban consejos a las oyentes, firmaban con su nombre y su profesión (“Fulanito de tal. Doctor en Medicina”, por ejemplo), esos solían ser los mensajes auténticos, los transmitidos por elementales caían por su propio peso al ofrecer remedios rocambolescos.
Dos de las vecinas que habitualmente le consultaban habían visto cómo tres hijos eran llamados a filas e iban a la guerra, y las dos habían perdido la pista a uno de ellos. A la primera, sólo pudo decirle que “nadie” le hablaba de él, que no podía decirle nada. Pero a la segunda siempre le aseguró que su hijo desaparecido estaba vivo pero que no podía comunicarse con ella… Dieciséis años más tarde, cuando la madre ya era anciana, supo que ese hijo había estado en campos de concentración y vivía, vivía en Alemania.
Un día, la “médium” estaba en su casa sin saber qué hacer. Tenía varios hijos y nada, absolutamente nada, para preparar la comida. Una “voz” le dijo que saliera a la puerta de la calle, lo hizo y, al poco, apareció una amiga llevándole unas patatas o verdura que había conseguido “Dios sabe cómo”.
Pero oír voces no fue siempre beneficioso para la protagonista de esta historia: En una ocasión, le dijeron que se preparara porque recibiría un “duro golpe” y ese mismo día su marido murió de accidente laboral. También le aconsejaron que su hija no se casara, que moriría de ser así… La madre, viendo a una adolescente con su novio, los dos ilusionados y enamorados, se guardó para sí esa información y la hija se casó… De nuevo las “voces” le dijeron que, al menos, no tuviera hijos. Pero la joven se quedó embarazada. Murió durante el parto. (Es posible que padeciera algún tipo de dolencia cardíaca que, en aquella época, no se llegó a detectar). Pero lo sí cierto es que su madre (pobre mujer) supo de antemano lo que iba a suceder sin atreverse a tomar partido para no romper las ilusiones de la pareja.
Parece que TODOS podemos en mayor o menor medida conectar con el “otro lado”, pero también parece obvio que algunas personas ya nacen con esas aptitudes más desarrolladas. En el caso descrito, hablamos de una buena mujer (en todo el sentido de la palabra) pero completamente analfabeta… ¿Cómo pudo expresarse en términos que otros apenas entendían? ¿Cómo pudo saber que su marido y su hija iban a morir o que el hijo desaparecido de una de las personas que le preguntaban estaba vivo? ^Por cierto: del hijo de la otra mujer, ese del que no le decían nada, nunca más se supo.
De todo esto destacaría una cosa: Esa “médium” jamás cobró (ni se la habría ocurrido hacerlo) por ayudar a sus semejantes del modo especial en que ella podía hacerlo. Jamás organizó una sesión teatral porque, con toda probabilidad, su falta de cultura tampoco se prestaba a ello. Pero hacía preguntas, las preguntas que otros le formulaban, y obtenía respuestas… Simplemente: cerraba los ojos y repetía lo que le decían las “voces” aunque sin ser consciente de lo que transmitía ni recordarlo más tarde. Nació con un “don” o, por decirlo de otro modo: Con una parte de su cerebro conectada a otras realidades. Todos podemos conseguirlo, sin duda alguna, pero algunos ya nacen así.