Los Aluxes

“Yo soy de Yucatán y aquí existen unos duendes de las milpas y dueños de los montes llamados Aluxes, yo no creía en ellos hasta que tuve, junto con un amigo, la siguiente experiencia”.

“Por mi casa existe una casa la cual desde hace varios años fue abandonada por una familia, razón que todos desconocíamos. En una ocasión el vigilante nos mencionó que en aquella casa vivía un aluxe que se llevó al hijo más pequeño de esta familia, y lo convirtió en aluxe, llevándolo al monte. Yo no creí esta historia, y me burlé de la historia.

Yo sabía de las travesuras que efectuaban estos aluxes, pero lo consideraba ficción. Un día se mudó una pareja con su pequeño niño a esa casa y después de conocer a la bella señora de 28 años nos hicimos amigos de ella, y la empezamos a ayudar a cambiarse de casa. Una noche tres amigos y yo nos quedamos en casa de la señora que no contaba con luz y nos invitó amablemente a cenar pizza, la acompañamos y decidimos dormir ahí pues su esposo había viajado, un amigo fue al baño y nosotros nos acomodábamos para dormir en un sofá que habíamos traído el día anterior; la señora nos empezó a contar acerca de que ella escuchaba pequeños pasos en las noches, en el techo y el patio, yo eché una carcajada y de momento mi amigo que se hallaba en el baño gritó desesperadamente, salió corriendo del baño, pálido y horrorizado nos dijo que alguien lo llamó por la ventana y al asomarse vio a un aluxe. Yo me reí y le dije que les iba a comprobar que eso no existía, muy macho salí al patio a oscuras y mientras ellos me observaban por una ventana les mostré con una pequeña linterna que no había nada, de momento, el calentador ardió en llamas e hizo una ligera explosión, me asusté al oír que me hablaban de un rincón oscuro, quise alumbrar con la linterna pero no sirvió, de pronto sentí que me jalaron la camisa por atrás.

El pánico me entró de momento, viré a ver enfrente de mí cuando vi a un niño desnudo con cara de adulto que me sonrío y me llamó hacia un rincón que había, por cierto muy oscuro, yo grité y corrí hacia afuera, cuando me encontré en la calle corrí hacia mi casa y no salí hasta el día siguiente que me reuní con mis amigos, y fuimos a ver el patio donde hallamos la pared quemada y el calentador igual, vimos también mis huellas junto con otras pequeñas”. (SIC)

Rodrigo Conde Burgos, Mérida, Yucatán.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You May Also Like