Mi vecina tiene problemas de Insomnio. La escucho en las noches moviéndose ansiosa en su departamento. Los insomnes, tienen cuentas pendientes con ellos mismos que no han podido resolver.
Hace unos días, yo llegaba de mi caminata matutina y ella salía a su trabajo. La saludé de manera cortés y a la vez distante cómo siempre; la ví sin gafas, sus ojeras rondaban sus mejillas. Pensé: – A ese paso terminará siendo abuela de sí misma. De repente dijo: – Son tremendas mis ojeras verdad?, me voy a parecer a mi abuela, sonreí, sorprendido por dentro… al parecer mi mirada fue muy elocuente.
Pasaron los días y una madrugada casi en la alborada, vi salir de su departamento a una señora de avanzada edad con un morral que por el esfuerzo que hacía para cargarlo, parecía muy pesado. Me dispuse a darle los buenos días y ofrecerle ayuda. Se llevó un dedo a la boca indicándome que guardara silencio y esbozó una sonrisa. Se retiró ya sin dificultad para sopesar el morral en sus hombros. A partir de esa noche los ruidos en el departamento contiguo cesaron.