Francia 1954: Invasión Humanoide

Cuando el has de luz ilumino la cabeza de unos de ellos, aprecio claramente lo que parecía ser una especie de escafandra de cristal. Aquellos seres iban vestidos con una especie de traje ajustado al cuerpo, muy similar a los que utilizan los submarinistas.

El calendario señala el 10 de septiembre de 1954, a escasa distancia del pequeño pueblo de Quarouble, cerca de Valenciennes. Marius Dewilde, un obrero de la metalurgia de 34 años de edad, lee tranquilamente después de cenar. Son las 22:30 horas y de pronto, Dewilde escucha los ladridos nerviosos de su perro, Kiki. El joven obrero, acostumbrado a la presencia de contrabandistas en la zona, decide recoger su linterna y salir para ver lo que ocurre. Cuando apenas había caminado unos pasos desde la puerta de su casa, el testigo detecta a su izquierda y unos metros delante de el, una masa obscura que parece descansar sobre las vías del tren.

El obrero oye como su perro corre hacia el. En ese preciso momento se escucha un ruido de pasos que proceden de un sendero próximo. El animal completamente fuera de si comenzó a ladrar insistentemente y Dewilde encendió su linterna apuntando hacia aquellos pasos. Lo que vieron sus ojos no eran contrabandistas, a tan solo 4 metros de el, 2 pequeñas figuras corrían hacia la masa oscura que instantes antes había visto sobre las vías. Cuando el has de luz ilumino la cabeza de unos de ellos, aprecio claramente lo que parecía ser una especie de escafandra de cristal. Aquellos seres iban vestidos con una especie de traje ajustado al cuerpo, muy similar a los que utilizan los submarinistas. Su estatura era muy pequeña, y sus hombros al igual que sus cabezas parecían desproporcionados en relación con el resto del cuerpo. Sin embargo no pudo distinguir los brazos. 

At Quarouble (Nord) Marius Dewilde sees UFO landed on railway tracks and has close encounter with bizarre aliens Date: 10 September 1954

Dewilde intento cortarles el paso con la intención un tanto sorprendente de capturar a uno de ellos. Cuando se encontraba a solo 2 metros algo le detuvo. Súbitamente surgió a través de una especie de cuadrado de la masa obscura que había divisado anteriormente sobre la vía, una iluminación extremadamente poderosa, como una luz de magnesio que lo cegó. Cerro los ojos e intento gritar, pero no podía hacerlo. Estaba como paralizado. Entonces escucho a 1 metro de distancia unos pasos sobre las baldosas de cemento que están colocadas frente a la puerta del jardín. Eran los 2 seres que se dirigían hacia la vía férrea. De pronto la luz que le había dejado ciego momentáneamente se apago, y en cuanto recupero la vista y la movilidad Dewilde corrió en dirección al objeto. Pero el ovni se elevaba ya algunos metros. Mientras se balanceaba lentamente, escuchó una especia de silbido, a la vez que un vapor espeso salía del objeto. Sin darle tiempo a reaccionar, el ovni tomo una coloración rojiza y desapareció en dirección al oeste.

Los ovnis y sus tripulantes regresaron a Quarouble exactamente un mes después de su primera visita. Aquella mañana del 10 de octubre de 1954, sobre las 11:30 horas, nuestro protagonista paseaba en compañía de su hijo por las proximidades de su casa. De pronto, el joven obreros observo un extraño objeto muy similar al de la primera ocasión, posado sobre la vía del tren y a unos 50 metros de donde se encontraban. En esta ocasión y gracias a la luz del día Dewilde pudo apreciar muchos mas detalles en aquel aparato. Avanzando con prudencia, comprobó la presencia de una abertura rectangular en la base de la cúpula y una hilera de ventanillas. 

Varios seres se encontraban alrededor del objeto. Uno de ellos, que parecía ser el jefe, se le acerco y ambos se encontraron a unos 3 metros del aparato. El ser tenia una altura de 1.20 metros y llevaba un casco provisto de una pieza transparente ante la cara. Sus rasgos, regulares eran de tipo asiático. La mandíbula era robusta y tenía los pómulos salientes, las cejas y los cabellos “negrísimos”, los ojos pardos y la tez de un hombre blanco bronceado. El ser acaricio a su hijo, el cual Dewilde lo llevaba en sus brazos., y le dio unos “golpecillos” en la espalda, sonriendo, antes de pronunciar unas palabras en una lengua desconocida. Acto seguido se apodero de una gallina que confió a 2 de sus compañeros. Acaricio de nuevo a su hijo y le volvió a dar cariñosos “golpecitos” en la espalda y subió al aparato. Un panel tapo la puerta y el objeto despego verticalmente, desapareciendo hacia el este.

Fuente: Humanoides / Javier García Blanco

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