Ahí, en el corazón del Arroyo de la Bruja, crece majestuoso un viejo y hermoso Cúmaro. Este árbol silvestre, de gran valor ecológico y simbólico, tiene la particularidad de reproducirse únicamente en los valles y márgenes de los arroyos del norte y noroeste de Sonora. Entre sus ramas se encuentra incrustada una cornamenta de venado adornada con un amuleto de protección contra los malos espíritus.
El venado ha sido, desde tiempos ancestrales, un animal protector con un profundo poder mágico y espiritual. Entre sus atributos más destacados se encuentran la apacibilidad, la renovación y la capacidad de comprender lo que se precisa para sobrevivir. También representa la gracia y el poder de la gratitud. Este conocimiento era bien sabido por los nativos de estas tierras, quienes lo veneraban como a una deidad, considerándolo un animal sagrado.
Se dice que el venado elige ser el guía espiritual de dos tipos de almas: aquellas que desean aprender a disfrutar el contacto directo con la naturaleza, respetando y protegiendo a todas las especies; y aquellas que buscan profundizar el contacto con su propia esencia, en su camino hacia la autonomía, la independencia, el equilibrio y la felicidad.
Este es, sin duda, un lugar mágico, cargado de simbolismo y energía positiva. Un espacio que nos invita a reconectar con lo ancestral, lo natural y lo espiritual. Así es el arroyo de la Bruja Blanca y su árbol sagrado; una joya viva en el corazón del Rancho Las Codornices.