“Los hombres nacen suaves y blandos; muertos, son rígidos y duros. Las plantas nacen flexibles y tiernas; muertas son quebradizas y secas. Así, quien sea rígido e inflexible es un discípulo de la muerte. Quien sea suave y adaptable es un discípulo de la vida. Lo duro y rígido se quebrará. Lo suave y flexible prevalecerá”.
–Tao Te Ching
El Hombre del Norte es una épica nórdica que transcurre en el siglo IX que muestra con vigor los sinsabores y el sinsentido de la venganza como motivación y conductora de vidas. El subtexto de la obra sugiere que todos llevamos un animal salvaje en nuestro interior. El salvajismo y crueldad mostrada no distan mucho de lo que sucede en el mundo actual. Una narrativa ágil y galopante como el bajo de Steve Harris en las canciones de Iron Maiden. Con encuadres y emplazamientos de cámara que involucran al espectador de tal manera que provocan la sensación de estar en el lugar de los hechos. No es casualidad que el príncipe auto exiliado y sin corona, sediento de venganza, nos remita de inmediato al Hamlet de Shakespeare; el dramaturgo inglés basó su obra justamente en la leyenda nórdica de Amleth.
Una poderosa y brutal obra audiovisual que retrata de manera hiperrealista el duro y hostil ambiente en las inhóspitas tierras escandinavas. Dos fuerzas convergen en los personajes : la fuerza bruta y la astucia. Es por ello que los personajes son tan complejos e interesantes, por su ambigüedad. Son los personajes femeninos los que destacan: Olga (Anya Taylor – Joy) y, La Reina Gudrún (Nicole Kidman). Dos mujeres aparentemente sumisas y conformes con sus destinos que con perspicacia y sutileza mueven los hilos de su entorno inmediato. Una de ellas totalmente en las sombras y la otra utilizando ritos ancestrales paganos para que la naturaleza les brinde luz y claridad en tiempos oscuros. Violencia exacerbada, magia, fantasía, ritos paganos, Valhalla, valquirias, son elementos de la trama que conjugados crean un relato delirante en el que la maldad pura surge de quien menos esperas.
El tono del relato nos hace entender que no habrá un final feliz. Tenemos uno agridulce que muestra que el destino personal no es uno rígido e inflexible, el destino tiene hilos, quien lo entienda y sea flexible, sobrevivirá y tendrá esperanza dentro del caos. 9 Barones