Una nueva investigación ha resaltado la probabilidad de que Ceres alguna vez haya proporcionado condiciones habitables.
Ceres, un pequeño mundo helado situado entre Marte y Júpiter, no destaca precisamente como el candidato más prometedor en la búsqueda de evidencia de vida extraterrestre.
Sin embargo, una nueva investigación de la NASA ha determinado que este diminuto mundo ofreció en su día condiciones ideales para la proliferación de microorganismos.
Anteriormente, la misión Dawn de la NASA, finalizada en 2018, descubrió que varias regiones brillantes y reflectantes en la superficie de Ceres estaban compuestas de sal originada bajo tierra en enormes depósitos de salmuera (agua salada).
También se encontró evidencia de materia orgánica en forma de moléculas de carbono.
“La presencia de agua y moléculas de carbono son dos piezas cruciales para la habitabilidad de Ceres”, escribió la NASA.
Los nuevos hallazgos ofrecen el tercero: una fuente duradera de energía química en el pasado antiguo de Ceres que podría haber hecho posible la supervivencia de los microorganismos.
Este resultado no significa que Ceres albergara vida, sino que probablemente hubiera “alimento” disponible si la vida hubiera surgido en Ceres.
La nueva investigación implicó la construcción de modelos térmicos y químicos que imitan las condiciones de Ceres.
“En la Tierra, cuando el agua caliente de las profundidades subterráneas se mezcla con el océano, el resultado suele ser un festín para los microbios, un festín de energía química”, afirmó Sam Courville, autor principal del estudio.
“Por lo tanto, podría tener importantes implicaciones si pudiéramos determinar si el océano de Ceres tuvo una afluencia de fluido hidrotermal en el pasado”.