Dentro de las profundidades del mundo marino habitan cientos de especies animales, algunas pocas veces avistadas y otras, a buen seguro, desconocidas por el ser humano. En el grupo de las primeras encontramos a una extraña medusa, descubierta por el investigador y biólogo marino Jacques Custeau. Fue en el año 1967, en la costa de San Diego (Estados Unidos) cuando dio con la conocida como ‘Deepstaria enigmática’ a 723 metros de profundidad.
Se trata de una medusa de la familia Ulmaridae y la primera parte de su nombre responde al robot submarino empleado por el reconocido experto francés para su hallazgo, el Deepstar 4000. Su ‘apellido’ no es más que un adjetivo de lo desconocido de su existencia, pues este animal es considerado como uno de los depredadores invertebrados más grandes y misteriosos del mundo marino.
Son varias las ocasiones en las que los humanos, gracias al uso de rovers submarinos, han dado con ellas. Pero, más allá de su carácter depredador a pesar de parecer inofensiva con su aspecto de ‘bolsa de plástico’, poco más se sabe acerca de su biología, dieta o las tolerancias ambientales. Recientemente, hace seis años, fue observada de nuevo por el buque de investigación EV Nautilus.
A más de 600 metros de profundidad
El equipo de investigación del mismo, dirigido por David Gruber, del departamento de Ciencias Naturales de la Universidad de Nueva York, logró captar imágenes de alta calidad de un ejemplar de este animal, gracias al robot sumergible Hércules. La descripción de esta especie fue hace 45 años, seis años después de que fuera descubierta. Y fue posible tras la captura accidental de un ejemplar.
Este último descubrimiento tuvo lugar en el océano Pacífico, cerca de la isla de San Benedicto (México). Por los datos que hay hasta la fecha, la deepstaria enigmática viviría en profundidades de entre 600 y 1.750 metros. El ejemplar avistado en el último estudio medía 68,3 centímetros de largo y 55,7 centímetros de diámetro. Según los autores del mismo, fue observada “embolsando” a sus presas, generalmente crustáceos de pequeño tamaño. Sus movimientos, según describen, eran variados y delicados.
Según aseguró en su momento la tripulación del Nautilus, fue captada en varias ocasiones cambiando de forma. Su forma parece la de una bolsa, con una especie de campana que aparece cubierta por una red de canales interconectados. Dicha campana actúa a modo de membrana, que se abre para atrapar a sus presas. Y dentro de ella, los científicos observaron una especie de isópodo (un grupo de crustáceos muy abundantes y con gran diversidad) de color rojo brillante.
Fuente: as