Paul Alexander se vio obligado a vivir casi toda su vida dentro de una cápsula de metal después de contraer polio cuando era niño.
Imagínese estar atrapado, paralizado, dentro de un cilindro metálico parecido a un ataúd, sin poder usar los brazos y las piernas, y con solo la cabeza sobresaliendo de la parte superior.
Ahora imagine pasar casi toda su vida, más de 70 años, en esa situación.
Esta situación de pesadilla era la vida cotidiana de Paul Alexander, un hombre que pasó más tiempo que cualquier otro ser humano en la historia viviendo dentro de un dispositivo conocido como pulmón de acero.
El dispositivo era necesario para permitirle respirar después de contraer polio a la edad de 6 años.
Increíblemente, Alexander logró muchas cosas durante su vida, entre ellas, obtener una licenciatura y escribir un libro que le llevó cinco años utilizando un bolígrafo colocado en su boca.
Incluso logró convertirse en abogado litigante en ejercicio y fue la primera persona en graduarse de la escuela secundaria sin asistir a una sola clase.
Si bien en sus años de juventud pudo dejar el pulmón de acero por breves períodos, dependía casi por completo de él y requería atención y asistencia las 24 horas del día.
Su difícil situación -y sus notables logros- resultaron ser una inspiración para muchos y le valieron un gran respeto.
Murió a causa de una infección causada por COVID-19 el 11 de marzo a la edad de 78 años.