El SARCÓFAGO de RAMSÉS II estaba escondido bajo el suelo de un convento copto de Abydos

Sus sucesores le llamaron “Gran Ancestro” y las fuentes griegas le conocían como Ozymandias. Ramsés II, el tercer faraón de la Dinastía XIX, gobernó durante unos 66 años, desde el 1279 hasta el 1212 antes de Cristo, y fue el soberano más poderoso del Imperio Nuevo, el periodo álgido del Antiguo Egipto.

Su éxito se basó en una gran capacidad militar que le permitió sofocar peligrosas rebeliones hititas (como en la famosa Batalla de Qadesh) y conquistar nuevos territorios en las actuales Siria y Libia. Pero también fue un gran constructor que llenó las riberas del Nilo de enormes edificaciones, incluida la expansión del Templo de Karnak.

En 1881, la momia y el ataúd de Ramsés II fueron descubiertos en un escondite “secreto” en Deir el-Bahari, un complejo de templos en las afueras de Luxor que contenía los restos de otros 50 miembros de la nobleza, incluido su padre, Seti I. Su féretro, muy ornamentado, es considerado “uno de los más llamativos del antiguo Egipto”.

Ahora, el egiptólogo Frédéric Payraudeau, profesor e investigador de la Universidad de la Sorbona en Francia, ha determinado que el sarcófago del faraón estaba oculto bajo el suelo de un monasterio copto levantado en Abydos, una antigua (e influyente) ciudad situada en el centro-este de Egipto.

Uno de los fragmentos de jeroglíficos encontrados en el sarcófago de granito y que han sido estudiados por Frédéric Payraudeau

No hay que confundir el sarcófago con el ataúd. El primero es una “obra por lo común de piedra, que se construye levantada del suelo, para dar en ella sepultura al cadáver de una o más personas”, según la RAE. El segundo, en cambio, es una “caja, ordinariamente de madera, donde se pone un cadáver para enterrarlo o incinerarlo”.

Un equipo dirigido por los arqueólogos Ayman Damrani y Kevin Cahail desenterró el gran artefacto de granito en 2009, según explica Payraudeau en un artículo recién publicado en la revista Revue d’Égyptologie. Los primeros análisis determinaron que el sarcófago había transportado a dos individuos en momentos diferentes.

El majestuoso sarcófago de madera de Ramsés II

Sin embargo, sólo pudieron identificar al último, Menkheperrê, un “sumo sacerdote de la Dinastía XXI”, que vivió aproximadamente en el año 1000 antes de Cristo. El propietario inicial del sarcófago, un recipiente cubierto de adornos y textos tallados, seguía siendo un misterio. Pero los especialistas sabían que había pertenecido a una “figura de muy alto rango del Nuevo Reino egipcio”.

Las investigaciones realizadas por Frédéric Payraudeau han servido para conectar a Ramsés II con el sarcófago. Para ello tuvo que descifrar un cartucho olvidado, un grabado con forma ovalada que representaba el nombre del faraón, según un comunicado del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS).

Imagen de la momia de Ramsés II

Hasta ahora se sabía que la tumba del poderoso soberano de la Dinastía XIX en el Valle de los Reyes había sido completamente saqueada por los ladrones y su momia había sido trasladada a un ataúd de madera durante la vigesimoprimera Dinastía (hacia 1069-943 a.C.).

El rey fue enterrado entonces en un ataúd de oro, que actualmente está perdido, que se colocó en un primer sarcófago de alabastro -encontrado destruido en su tumba- y que a su vez se situó en el gran sarcófago de granito recién identificado. Después de que la tumba fuera saqueada de nuevo, el sumo sacerdote Menkheperrê recuperó este sarcófago para su propio uso y lo hizo transportar a Abydos.

Reconstrucción del rostro de Ramsés II cuando tendría alrededor de 45 años

Payraudeau realizó su descubrimiento estudiando un gran fragmento con textos y decoración que formaba parte del monumento de granito encontrado en 2009. Reexaminando los jeroglíficos, el profesor francés pudo comprobar que contenían el cartucho del propio Ramsés II.

El descubrimiento es una nueva prueba de que en pleno apogeo del Antiguo Egipto el Valle de los Reyes era objeto no sólo de saqueos sino también de reutilización de objetos funerarios por parte de posteriores soberanos. Por ejemplo, el faraón Psusennes I había recuperado uno de los sarcófagos del sucesor de Ramsés II, Merenptah.

Fuente: La Vanguardia

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You May Also Like