Cuando el HUESERO CUESTA más de lo que ALIVIA: MANIPULACIÓN CERVICAL que casi CUESTA la VIDA 

Un caso clínico recientemente documentado encendió las alarmas en el ámbito médico: un paciente sufrió una fractura cervical, acompañada de disección de la arteria vertebral e infarto cerebeloso, todo como resultado de una manipulación cervical realizada por un individuo sin formación profesional, comúnmente conocido como “huesero”. Este suceso pone en evidencia el grave peligro de confiar en tratamientos empíricos, sin regulación ni respaldo científico, cuando se trata de la salud neuromusculoesquelética. 

La disección de la arteria vertebral es una lesión en la capa interna del vaso sanguíneo que puede provocar la formación de un coágulo, interrumpiendo el flujo hacia el cerebro y causando un infarto cerebral. Esta complicación es grave, y en muchos casos, irreversible. Sumado a ello, la fractura cervical compromete la estructura ósea del cuello y puede desencadenar una cadena de consecuencias neurológicas severas, entre ellas la parálisis o incluso la muerte. 

Aunque la probabilidad de que esto ocurra es baja, las consecuencias cuando sucede son devastadoras. Muchos casos reportan que las víctimas acuden a estos “terapeutas” buscando alivio para un dolor cervical o de espalda, sin saber que, en algunos casos, ese dolor ya es un signo de advertencia de una posible disección arterial en curso. La manipulación sin diagnóstico previo no solo agrava el cuadro, sino que puede precipitar un evento isquémico mayor, como un infarto. 

Estas prácticas son peligrosas precisamente porque no cuentan con protocolos médicos ni diagnósticos diferenciales adecuados. Una evaluación profesional antes de cualquier tratamiento de este tipo debería incluir la revisión de antecedentes clínicos, síntomas neurológicos y pruebas de imagen en caso necesario. La manipulación cervical, aunque es una técnica utilizada en fisioterapia y quiropráctica, requiere preparación académica, certificaciones y criterio clínico. 

Por eso, es fundamental que los pacientes verifiquen la acreditación, experiencia y formación de cualquier profesional al que acudan para este tipo de terapias. No basta con recomendaciones verbales o la popularidad del terapeuta en redes sociales. Se deben exigir títulos, cédulas profesionales y explicaciones claras sobre los riesgos y beneficios de cada intervención. 

En síntesis, cuando se trata del cuerpo, especialmente del cuello y la columna vertebral, la improvisación no tiene cabida. La línea entre el alivio y la tragedia puede ser tan delgada como una arteria vertebral desgarrada. Proteger la salud no es solo cuestión de suerte, sino de decisiones informadas. 

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