La sustancia gelatinosa mezclada con iones no solo podía mover el bate, sino que incluso podía mejorar con el tiempo.
En un experimento peculiar que parece sacado de la escena inicial de una película de terror y ciencia ficción de los años 50, los científicos de la Universidad de Reading conectaron un cuenco lleno de sustancia viscosa a un ordenador para aprender más sobre el funcionamiento de las redes neuronales biológicas, un análogo de la conciencia biológica real.
La sustancia, un Hidrogel Polimérico Electroactivo Iónico, reacciona a la electricidad y, cuando pasa una corriente a través de él, se hincha y se estira, imitando la forma en que el cerebro humano forma conexiones.
Para que la sustancia viscosa pudiera jugar al Pong, un sencillo videojuego en el que un bate se mueve de arriba a abajo por la pantalla para golpear una pelota, el hidrogel se cubrió con dos juegos de electrodos, uno para estimular la sustancia viscosa y el otro para registrar sus movimientos.
“Para inducir funciones de memoria emergentes, el hidrogel debe poder influir en las acciones dentro de un entorno”, escribieron los científicos responsables del experimento.
“El cambio en el entorno como resultado de esas acciones debe retroalimentar al hidrogel, lo que lleva a cambios en las acciones y el comportamiento de la memoria”.
“Para construir este circuito cerrado y cuantificar el efecto de la memoria, se requiere una actividad adecuada”.
Sorprendentemente, con el tiempo, la sustancia viscosa pudo mejorar su capacidad para jugar el juego de manera efectiva.
Eso no es todo, ya que el equipo planea enseñarle tareas cada vez más complejas en el futuro.
Sin embargo, los escépticos de todo este experimento no deben preocuparse, ya que no hay ninguna posibilidad de que la sustancia viscosa escape del laboratorio y se descontrole en las calles… al menos no todavía.