Un nuevo estudio tiene como objetivo observar el comportamiento de cabras, perros y otros animales en un esfuerzo por predecir desastres naturales.
Los animales pueden ser la clave para salvar miles de vidas al año, al menos así lo afirman los científicos responsables de un nuevo estudio que esperan utilizar el comportamiento de las cabras y los perros para determinar cuándo se producirá un terremoto o cuándo entrará en erupción un volcán.
Durante años se ha pensado que los animales tienen una especie de “sexto sentido” capaz de detectar señales que de otro modo serían indetectables de que algo importante, como una erupción volcánica, puede estar por llegar.
Los científicos esperan etiquetar a miles de animales, incluidas cabras, perros y varios animales de granja, y monitorear sus movimientos vía satélite para buscar comportamientos reveladores que indiquen un desastre natural inminente.
“En última instancia, esperamos lanzar una flota de alrededor de seis satélites y establecer una red de observación global que no solo proporcionará detalles de los movimientos de la vida silvestre y la salud animal en todo el planeta, sino que también revelará cómo responden las criaturas a fenómenos naturales como los terremotos”, dijo el líder del proyecto Martin Wikelski del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal en Alemania.
Estudios previos realizados con cabras en las laderas del monte Etna, en Sicilia, demostraron que los animales se ponían nerviosos antes de una erupción y se negaban a aventurarse en los pastos más altos.
“Hemos descubierto que el comportamiento de las cabras es bastante bueno para predecir grandes erupciones volcánicas”, dijo Wikelski. “Saben de antemano lo que se avecina. No sabemos cómo lo hacen, pero lo hacen”.
Los investigadores también descubrieron que los perros y los animales de granja de las montañas de Abruzzo, cerca de Roma, reaccionaron de una manera que permitió predecir terremotos 7 de cada 8 veces en los últimos 12 años.
Si se pudiera monitorear este comportamiento a mayor escala, podría ser posible salvar muchas vidas.
“De manera similar, podremos estudiar las poblaciones animales para determinar cómo están respondiendo a los cambios de hábitat provocados por el calentamiento global”, agregó Wikelski.