Ahora se cree que el sitio albergó el observatorio astronómico más grande de su época.
Este observatorio, que data de hace más de 2.500 años y está situado en lo que hoy se conoce como el Templo de los Faraones en la ciudad de Buto, habría sido una maravilla de su época.
El edificio en sí estaba hecho de ladrillos de barro y ocupaba una superficie de 850 metros cuadrados.
En su interior, los arqueólogos del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto descubrieron una serie de artefactos, entre ellos fragmentos de cerámica de terracota, herramientas de medición, collares y mesas de ofrendas.
Tal vez lo más notable fue un gran reloj de sol hecho con enormes losas caliza que habrían sido utilizadas por los antiguos astrónomos para llevar la cuenta de la hora del día.
Un gran bloque de piedra en una sala circular adyacente también se utilizaba para seguir la inclinación del Sol.
El observatorio también tenía cinco salas más pequeñas, presumiblemente para almacenar herramientas y suministros, así como una estructura similar a una torre y un gran salón decorado con un conjunto de impresionantes murales.
Los antiguos egipcios eran particularmente hábiles en astronomía y no solo podían cartografiar el cielo nocturno, sino que también tenían sus propias constelaciones y zodíaco.
También fueron responsables de inventar el calendario de 365 días y el día de 24 horas.
Los restos de este observatorio son un testimonio de sus habilidades y logros.