Nuevos hallazgos sugieren que la formación Durupinar estaba bajo el agua hace unos 5.000 años.
Independientemente de si se cree o no que existió, el lugar de descanso final del Arca de Noé (la embarcación bíblica que, según se dice, llevó a dos ejemplares de cada animal a un lugar seguro tras un diluvio devastador) ha sido un misterio desde la antigüedad.
Un sitio en particular, conocido como la formación Durupinar, es considerado por algunos como los restos petrificados de la propia arca. Con una forma vagamente parecida a la de una embarcación, se encuentra en Turquía, aproximadamente a 3 km al norte de la frontera con Irán y a unos 2000 metros sobre el nivel del mar.
Es más, su tamaño parece coincidir aproximadamente con el del arca, descrita en la Biblia como de “trescientos codos de largo, cincuenta codos de ancho y treinta codos de alto”.
Ahora, un nuevo estudio ha encontrado aún más evidencia que vincula la formación con la historia de Noé, en forma de pistas que indican que toda la región estaba bajo el agua en la época del Diluvio Universal.
Se analizaron 30 muestras de suelo y roca del yacimiento y se determinó que contenían materiales arcillosos, depósitos marinos e incluso rastros de pequeños mariscos que datan de hace entre 3500 y 5000 años.
“Nuestros estudios muestran que esta región albergó vida en ese período y que, en algún momento, estuvo cubierta de agua, lo que refuerza la posibilidad de que se produjera un evento catastrófico de gran magnitud”, escribió el equipo internacional de investigadores.
Aunque los hallazgos no confirman que la formación Durupinar sea el Arca de Noé, se suman a la creciente evidencia que sugiere que el yacimiento, situado cerca del monte Ararat, podría estar relacionado con la historia bíblica de Noé y el diluvio.
Sin embargo, aún está por verse si será posible concluir definitivamente que la formación es realmente la vasija bíblica de Noé.