Durante años, políticos y su personal han tenido encuentros inexplicables en los pasillos de los edificios parlamentarios de Londres.
El Palacio de Westminster, que se encuentra en el centro de Londres, a orillas del río Támesis, es un edificio ornamentado y reconocible al instante que ha sido el corazón de la política británica durante siglos.
Por eso, no sorprende que algunos de los que trabajan allí habitualmente crean que está embrujado por los espíritus de quienes antes vagaban por sus laberínticos pasillos.
Recientemente, Jo-Anne Crowder, que trabajó como asistente de Sir Lindsay Hoyle, miembro de la Cámara de los Comunes, reveló un par de experiencias inexplicables que tuvo.
En una ocasión, recordó la sensación de que un perro le rozaba la pierna mientras trabajaba, pero cuando miró hacia abajo descubrió que no había ningún perro en la habitación.
Según otros miembros del personal, durante años se han oído rumores de perros fantasmas en el edificio.
Crowder también experimentó otro encuentro paranormal: esta vez, cuando notó que el rostro de otra persona se reflejaba en el cristal de una puerta de uno de los numerosos pasillos de Westminster.
“Pensé, oh, ese es mi reflejo, puedo verme a mí misma”, le dijo a The Sun. “No sé qué me hizo pensar en eso, podía verme a mí misma. Pero luego pensé, claramente ese no es mi rostro”.
“Eso se parece a mí, pero esa no es mi cara”.
“Definitivamente había una mujer de pelo gris en ese panel de vidrio”.
Westminster no es el único lugar en la política británica donde se han visto fantasmas: la residencia del primer ministro en el número 10 de Downing Street también ha sido escenario de bastantes sucesos paranormales.
Hace unos años, el encargado de las instalaciones del edificio, David Heaton, describió su propia experiencia.
Estaba caminando por uno de los comedores cuando sintió que alguien pasaba rozándolo.
“Me sobresalté por completo”, recordó.
Después de mirar alrededor de la habitación, rápidamente pudo confirmar que no había nadie más allí.