Sentir un miedo terrible podría traer consigo beneficios inesperados para la salud.
El miedo es una de las emociones más primarias; nos protege de sufrir daño al impedirnos hacer cosas o entrar en situaciones que podrían ser peligrosas.
Sin embargo, a algunas personas les gusta buscar y experimentar activamente el miedo siempre que sea posible.
Ahora, según un nuevo estudio realizado por científicos en Dinamarca, el miedo puede tener un impacto sorprendentemente beneficioso en nuestro bienestar mental (siempre que no haya un peligro real).
Para el estudio, los investigadores monitorearon los niveles de inflamación en la sangre de voluntarios antes y después de que visitaran una casa embrujada, una de esas experiencias de parque temático llenas de monstruos, zombis, fantasmas y otras cosas desagradables que saltan de las paredes para asustar a los visitantes.
Sorprendentemente, los resultados mostraron que los niveles de inflamación habían disminuido después de visitar la atracción.
Al igual que muchas actividades como el puenting o el paracaidismo, recibir un buen susto puede resultar en un aumento de adrenalina y una oleada de endorfinas que los científicos ahora creen que pueden ser beneficiosas para la salud.
Algo similar también sucede cuando te duchas con agua fría o te sumerges en agua fría.
“[Los hallazgos] pueden estar revelando una posible conexión estructural en la relación entre los estados mentales y la inflamación”, escribieron los investigadores.
“Mientras que la ansiedad parece estar relacionada con la inflamación crónica de bajo grado, el miedo puede estar asociado con el pico y la posterior resolución de la inflamación”.
“Las investigaciones futuras deberían explorar el papel del sistema adrenérgico y confirmar la persistencia de estos efectos”.